Michel Foucault

 

por Alexsandro M. Medeiros

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publicado en: ago. 2022

versión en Portugués

            Michel Foucault fue un filósofo francés cuya trayectoria intelectual se puede rastrear entre 1950, cuando se licenció en filosofía en la Sorbona y un año después en psicología, y 1984 con sus últimos libros publicados. Enseñó en las universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes y ocupó la cátedra de Historia de los Sistemas de Pensamiento, de 1970 a 1984, en el Collège de France, y sus clases se convirtieron en libros.

            Con un pensamiento muy diverso y plural en el área de la historia, la filosofía y la psicología, y abordando temas como la cultura, el poder, la historia, la locura, las instituciones, la democracia: “sus escritos llevan la marca de la diversidad de temas y enfoques. Recorrerlos requiere una esmerada dedicación para poder enfrentarse a esta diversidad y, al mismo tiempo, darse cuenta de su inventiva y su densidad conceptual” (MUCHAIL, 2004, p. 7). Por eso Foucault es conocido no sólo por haber desarrollado una técnica historiográfica propia de las ciencias humanas, articulada con una crítica de la razón que denominó arqueología, presente en su obra Arqueología del Saber (1969) o Las Palabras y las Cosas (1966), sino también por su crítica a las instituciones sociales, especialmente a la psiquiatría, la medicina, las prisiones; por sus ideas sobre la evolución de la historia de la sexualidad; sus teorías generales sobre la compleja relación entre poder y saber y para el estudio de la expresión del discurso en relación con la historia del pensamiento occidental. Según Muchail (2004, p. 9 – traducción nuestra), los estudiosos de Foucault y el mismo Foucault reconocen una posible división de su trayectoria intelectual en tres momentos: uno más marcadamente epistemológico, otro político y otro ético “o es, como expresa el mismo Foucault, de tres órdenes de problemas, 'el de la verdad, el del poder y el de la conducta individual'” (apud MUCHAIL, 2004, p. 20 – traducción nuestra). En otras palabras, podemos decir que:

El primero, conocido como el período de la “arqueología”, se centra principalmente en cuestiones relacionadas con la constitución del conocimiento e incluye los principales libros publicados en la década de 1960: La Historia de la Locura (1961), El nacimiento de la clínica (1963), Las Palabras y las Cosas (1966) y La arqueología del saber (1969). El segundo momento, conocido como el período de la “genealogía”, se centra en cuestiones relacionadas con los mecanismos del poder e incluye los principales libros de la década de 1970: Vigilar y Castigar (1975) y el volumen I de la Historia de la sexualidad, titulado La voluntad de saber (1976). El tercer momento trata cuestiones relacionadas con la constitución del sujeto ético y comprende los tomos II y III de la Historia de la sexualidad, titulados, respectivamente, El uso de los placeres y El cuidado de sí (1984).

            Esta división está de acuerdo con Veiga-Neto (2003, p. 43 – traducción nuestra), según la cual

Su obra se puede dividir en tres fases cronometodológicas: arqueológica, genealógica y ética. Para cada una de estas fases, elaboró ​​preguntas fundamentales: qué puedo saber; qué puedo hacer; y quién soy yo Veiga-Neto (2003) también cita la obra de Miguel Morey para comprender mejor las tres fases: ser-saber (saber); ser-poder (acción con los demás); y ser-consigo (la acción de cada uno consigo mismo) (apud FERREIRINHA; RAITZ, 2010, p. 369 – traducción nuestra).

           Seguiremos luego estos tres momentos para contextualizar, de manera didáctica, el pensamiento de Foucault.

 

Primer momento de la trayectoria intelectual de Foucault

           Las primeras investigaciones de Foucault se centraron en el discurso científico, y más particularmente en el de las llamadas ciencias humanas, desde un enfoque eminentemente histórico: entre el período que va desde el siglo XVII hasta la época en que escribe las principales obras de ese momento. Se trata, como en Las Palabras y las Cosas, de buscar las condiciones de surgimiento de las ciencias humanas, su surgimiento, funcionamiento, cambios e incluso desaparición. “En Las Palabras y las Cosas (1966), Foucault examina las formas modernas de conocimiento (o epistemes) que establecen para las ciencias el horizonte infranqueable de los conceptos fundamentales” (HABERMAS, 2000, p. 361-362 – traducción nuestra). Y Muchail (2004, p. 12 – traducción nuestra) agrega:

Es así como, por ejemplo, los análisis muestran cómo en la Europa de los siglos XVII y XVIII emergen ciertas formaciones discursivas que constituirán la gramática general, la historia natural y el análisis de las riquezas, mientras que en el siglo XIX surgirán la filología, la biología y la economía, de la que los primeros no son meros precursores.

            Hilton Japiassú (1992, p. 127 – traducción nuestra), analizando la arqueología propuesta por Foucault, considera que ésta pretende descubrir los fundamentos de las ciencias humanas. “El campo epistemológico, o el dominio donde se sitúa, no es la ciencia, sino el suelo sobre el que se construye la ciencia”. Además,

Lo que Foucault pretende es presentar cierto ensamblaje global de las ciencias humanas dentro de lo que él llama “el triedro del conocimiento”, y que le permite definir una suerte de espacio epistemológico para la constitución de las ciencias humanas de carácter racional y crítico (JAPIASSÚ, 1992, p. 113 – traducción nuestra).

          El triedro del conocimiento es un espacio epistemológico con tres dimensiones definidas a partir de tres ejes: 1) matemáticas y ciencias exactas; 2) Ciencias de la Vida, de la Producción y del Lenguaje; 3) Reflexión filosófica. Las ciencias humanas aparecen en conexión con las ciencias de la Vida, de la Producción y del Lenguaje. Por ejemplo, la psicología toma prestado su modelo de la biología y las ciencias sociológicas toman prestado su modelo de la economía política.

            La obra de Foucault ofrece una lectura de la Historia de las Ideas en Europa del siglo XVI al XIX como una nueva metodología designada por él bajo el concepto de arqueología y presenta una gran cantidad de conocimientos relacionados con el dominio de áreas como la Economía, la Biología, la Filología o Literatura. El análisis de Foucault se refiere al campo epistemológico, es decir, a la intención implícita que estructura un área cultural pero que permanece invisible para quienes la utilizan.

             Se trata de concebir las estructuras que sirven para describir y resaltar la condición a partir de la cual se ha organizado un campo de conocimiento. Por eso, Las Palabras y las Cosas también revela la implicación de Foucault con el Estructuralismo –movimiento teórico de la antropología social– del que luego se distancia y presenta la técnica historiográfica que Foucault llamó arqueología. Habermas (2000, p. 334 – traducción nuestra) destaca cómo la revolución estructuralista impresionó a Foucault convirtiéndolo en “un crítico del pensamiento fenomenológico-antropológico, dominante desde Kojeve hasta Sartre y en particular determinado en la elección de sus métodos”.

 

Segundo momento de la trayectoria intelectual de Foucault

            Foucault, llamado por Habermas (2000) “el teórico del poder”, se hizo conocido por sus teorías sobre el poder: la relación entre poder y conocimiento, las reglas del Derecho que delimitan el poder, los efectos de verdad que produce el poder y cómo se utilizan éstos para el control social a través de las instituciones, buscando caracterizar las diferentes formas en que la sociedad utiliza este poder para objetivar a los sujetos; El poder como práctica social históricamente constituida.

El poder, entendido como una matriz general de fuerzas, en un contexto histórico dado, traduce la idea de que la propuesta de análisis foucaultiana pretende focalizarse en una sociedad dada, en un momento histórico específico, teniendo en cuenta operaciones peculiares de disciplina y vigilancia realizadas dentro de una institución específica como, por ejemplo, las que se desarrollan dentro del perímetro operativo de una prisión. En otras palabras, esta ubicación es la premisa para que construyamos algo así como una analítica del poder (SOUZA, 2011, p. 106 – traducción nuestra).

            El contexto histórico vivido por el filósofo ayuda a comprender la necesidad que tuvo de reflexionar sobre las instancias de poder. El final de la década del 60 estuvo marcado por muchas transformaciones, pero se puede decir que los hechos de Mayo del 68, en Francia, que se extendieron por Europa y Estados Unidos, tuvieron resonancias que implicaron profundas rupturas, sacudiendo la década del 70 – las revueltas estudiantiles, las huelgas que paralizaron las fábricas, los movimientos de contracultura (hippies), el inicio de la “revolución” feminista, la lucha contra el autoritarismo del Estado y las universidades. Además, Foucault fue miembro de varios grupos involucrados en campañas contra el racismo y luchas por los derechos humanos y por reformas del sistema penal. En 1950 se había afiliado al Partido Comunista Francés del que pronto se retiró por diferencias doctrinales.

            Frente al difícil problema del poder, buscando coordinar y sistematizar diferentes análisis y enfoques relacionados con él, el autor pensó que era necesario explicar el poder y cómo podíamos formular un enunciado general de las relaciones entre la constitución del saber y el ejercicio del mismo. Se trata de analizar el poder en profundidad y en sus últimas ramificaciones. Vigilar y castigar y Microfísica del Poder son obras que le dan notoriedad en este ámbito.

Se trata ahora de resaltar las articulaciones entre saber y poder, mediadas, por así decirlo, por lo que podemos llamar modos de producción de la verdad. Por “verdad” se debe entender no “el conjunto de cosas verdaderas a ser descubiertas o aceptadas”, sino “el conjunto de reglas según las cuales lo verdadero se distingue de lo falso y se atribuyen a lo verdadero efectos específicos del poder” (MUCHAIL, 2004, p. 14 – traducción nuestra).

            Según Oliveira (2014, p. 20 – traducción nuestra)

El tema del poder se extiende a lo largo de la obra de Foucault, aunque ha afirmado que no es el poder, sino el sujeto, el tema general de su investigación. Sin embargo, dentro de la concepción de la realidad y de la sociedad del autor, la presencia de este tema es innegable.

            Una concepción del poder que puede ser analizada desde varios enfoques, como afirma el propio Foucault, ya sea desde un punto de vista economicista (marxismo) o desde un punto de vista jurídico (una ley que dice “no”), o entendiendo el poder como un acto represivo y el enfrentamiento armado de fuerzas. A la tercera opción Foucault la llama “hipótesis de Reich” y a la cuarta “hipótesis de Nietzsche” (FOUCAULT, 1979). El poder tiene muchas caras y “atraviesa todo el cuerpo social mucho más que una instancia negativa cuya función es reprimir” (FOUCAULT, 1979, p. 7-8 – traducción nuestra).

             Foucault proponía pensar el poder desde las pequeñas prácticas y fenómenos a través de los cuales aparece el poder. ¿No sería ese el significado de la microfísica del poder? En su análisis del poder, Foucault piensa el poder en sentido contrario a ciertos análisis que parten de la instancia estatal, es decir, de arriba hacia abajo o del centro hacia la periferia. Foucault invierte el orden y piensa el poder desde sus localizaciones.

Así, dentro de la dinámica de las relaciones de poder, podríamos dibujar un cuadro en el que el centro estaría representado por el Estado y en los puntos periféricos aparecerían las instituciones (la familia, la policía, la escuela, el hospital, el sanatorio, la prisión, etc.). La luz, que representa el foco del análisis foucaultiano, se dirigiría –preferentemente– a los extremos de este encuadre (SOUZA, 2011, p. 107 – traducción nuestra).

            No se trata de minimizar el papel del Estado en las relaciones de poder existentes en una determinada sociedad, como afirma Roberto Machado (apud FOUCAULT, 1979), sino de pensar que el Estado no es el único órgano de poder o que el poder es una extensión de los efectos estatales. Lo que Foucault pretende es hacer un análisis ascendente, partiendo de los niveles periféricos -desde los micropoderes- hasta el centro: el Estado. El Estado no es el punto de partida necesario ni el foco absoluto que está en el origen de todo tipo de poder social.

          En Vigilar y Castigar, publicado en 1975, Foucault analizó los procesos disciplinarios empleados en las cárceles como ejemplos de la imposición de patrones derivados de relaciones de poder que implican coerción y control social. En esta obra tenemos la historia de las relaciones entre poder y opresión, los orígenes de la prisión y las formas de castigo.

En Vigilar y Castigar (1976), Foucault trata (basándose principalmente en datos franceses) de las tecnologías de dominación que surgieron en el período clásico (aproximadamente, en la época del absolutismo) y en la modernidad (es decir, desde finales del siglo XVIII). Las correspondientes formas de ejecución criminal sirven como hilo conductor de una investigación cuyo centro es el “nacimiento de la prisión” (HABERMAS, 2000, p. 379 – traducción nuestra).

           Michel Foucault es mejor conocido por haber resaltado las formas de ciertas prácticas de las instituciones en relación con los individuos. Destacó la gran similitud en los modos de trato dado o infligido a los grandes grupos de individuos que constituyen los límites del grupo social: los dementes, los presos, algunos grupos de extranjeros, los soldados y los niños. Cree que, en última instancia, tienen en común el hecho de que son vistos con recelo y excluidos por una regla de confinamiento en instalaciones seguras y especializadas, construidas y organizadas en modelos similares (asilos, cárceles, cuarteles, escuelas), inspirados en el modelo monástico; instalaciones que llamó “instituciones disciplinarias”.

           El análisis del poder de Foucault determina que éste es una práctica social, históricamente constituida; y sus reflexiones giran en torno a la forma concreta y detallada de ejercer el poder, con su especificidad, sus técnicas y tácticas, o sea, la mecánica del poder. Como ejemplo podemos mencionar: poder en el socialismo soviético: totalitarismo; poder en el capitalismo: dominación de clase; poder subordinado a las instancias económicas.

 

Tercer momento de la trayectoria intelectual de Foucault

           La tercera fase del pensamiento de Foucault está marcada por la reflexión sobre el sujeto, la moral, la sexualidad, el deseo y el placer.

la pregunta que luego se hizo: “¿Por qué hicimos de la sexualidad una experiencia moral?” - lo llevó a buscar “hacia atrás” el “nacimiento de una moral”, centrándose luego en la antigüedad griega y grecorromana, en los últimos siglos antes de Cristo y en los primeros siglos de la era cristiana (MUCHAIL, 2004, p. 16 – traducción nuestra).

              La investigación gira en torno al sujeto, como sujeto ético y de deseo que se constituye a sí mismo tomado en su relación consigo mismo y con los demás.

 

Referências Bibliográficas

FERREIRINHA, Isabella M. N.; RAITZ, Tânia R. As relações de poder em Michel Foucault: reflexões teóricas. Revista de Administração Pública, 44(2), p. 367-383, mar./abr. 2010. Acesso em 11/12/2016.

FOUCAULT, M. Microfísica do poder. Rio de Janeiro: Edições Graal, 1979.

HABERMAS, Jürgen. O discurso filosófico da modernidade: doze lições. São Paulo: Martins Fontes, 2000.

JAPIASSU, Hilton. Introdução ao pensamento epistemológico. 7. ed. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1992.

MUCHAIL, Salma Tannus. Foucault, simplesmente. São Paulo: Loyola, 2004. (Leituras Filosóficas)

OLIVEIRA, Amurabi. Poder e Verdade em Foucault e Habermas. Acta Scientiarum. Human ans Social Sciences, Maringá, v. 36, n. 1, p. 19-25, july-dec. 2014. Acessado em 17/11/2016.

SOUZA, Washington Luis. Ensaio sobre a noção de poder em Michel Foucault. Revista Múltiplas Leituras, vol. 4, n. 2, p. 103-124, 2011. Acesso em 11/12/2016.

VEIGA-NETO, Alfredo. Foucault e a educação. Belo Horizonte: Autêntica, 2003.

 

texto y citas traducidas con la colaboración de Alexis Guerra